THE GREATEST GUIDE TO METAMODELO

The Greatest Guide To metamodelo

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El proceso de evaluación conlleva una redefinición del problema pasando a ser considerado desde una perspectiva feminista. Este planteamiento saca de la esfera privada el problema individual en el que la mujer es la única responsable, para depositarlo en una esfera pública enfocándolo como un problema social, en donde la mujer observa que está experimentado individualmente algo que también experimentan otras muchas mujeres. La redefinición del problema es una de las partes más importantes del Trabajo Social feminista (Dominelli/McLeod, 1999). Ello lessen el sentido de aislamiento que tiene la cliente, así como sus sentimientos de culpa, permitiéndole observar cómo su rol social, su posición social y su estatus social han contribuido significativamente en el sentimiento de impotencia que padece. Un trabajador social feminista asiste a este proceso poniendo a disposición de la mujer sus capacidades, conocimientos y recursos, y compartiendo su habilidad con ella. En otras palabras, el trabajador social feminista puede ayudar a la mujer a deshacer las realidades contingentes y a explorar cómo ella ha utilizado su conocimiento y experiencia, tanto en reproducir como en rechazar su propia opresión. Ganar autoconocimiento permite a la mujer acumular recursos que le conducen a tener un asidero con el que poder capear mejor las circunstancias en las que se encuentra. Estableciendo una relación igualitaria con la cliente, el trabajador social feminista ayuda a revelar la capacidad genuine del cliente para la toma de decisiones y el crecimiento private.

Las bases teóricas del modelo crítico/radical del Trabajo Social se fundamentan básicamente en los postulados de Marx sobre la alienación y en la posterior exploración de los mismos realizada por Lukacs (la reificación de la so-

en contacto, convirtiéndose, en cierto modo, en una cámara de resonancia para lo que ocurre entre el paciente y él. Recibe y hace reverberar todo el acontecer de esta interacción y la amplía hasta incorporarla a la dinámica de la terapia» (Polster, 1976: 34). Digamos que el terapeuta no debe interpretar ni condicionar las actitudes y comportamientos del cliente, sino que debe atender a la conducta del mismo. Debe darse cuenta de lo que ocurre en el aquí y ahora del cliente, más que efectuar preguntas e interpretaciones sobre el allá y el entonces. El terapeuta gestáltico debe usar un estilo activo y directo que intente conseguir una relación horizontal entre terapeuta y cliente, donde el foco de atención sea el cliente y no la relación de superioridad del terapeuta sobre el cliente o del sano sobre el enfermo. El terapeuta Gestalt debe poseer ciertas características claves para el adecuado funcionamiento de las dinámicas Gestalt: a) Habilidad para comunicar las cosas de forma clara, concisa y directa: para ello el terapeuta Gestalt debe utilizar un lenguaje claro, que pueda ser comprendido por el cliente o los clientes. b) Capacidad para centrar la orientación en el «aquí y el ahora», quedándose en el presente y no en el pasado ni en el futuro: esto hace referencia a que el terapeuta Gestalt se «dé cuenta» del presente en todas las facetas de la transacción durante la intervención: esté atento y se dé cuenta de los defectos de la conducta propia y de la del cliente (distracciones, cambios de tema, narración de historias) e igualmente se dé cuenta de los resultados que aparecen.

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d) Conforme se desarrolla la situación de crisis el individuo puede percibir el acontecimiento estresante inicial y los siguientes aconteci-

Casi la totalidad de la interacción del Trabajo Social se encuentra caracterizada por el hecho de ejercer influencia durante todo el proceso de cambio. Así, por ejemplo, en el transcurso de una entrevista, el trabajador social busca crear un clima que favorezca un diábrand abierto y sincero. El trabajador social debe estar familiarizado con las dinámicas que caracterizan el ejercicio de la influencia, siendo capaz de utilizar conscientemente dichas dinámicas para la consecución de las metas propuestas. El ejercicio de la influencia, es un proceso transaccional de doble vía. Su utilización depende tanto de la percepción del objetivo que posee la persona que quiere ejercer la influencia, como de la actitud del objetivo que quiere ser influido. El trabajador social debe tener en cuenta que puede ser el objetivo y que puede verse sometido a los intentos de otras personas que quieren influir en él. Debe disponer no sólo de determinadas fuentes de influencia, sino que además debe usarlas en correspondencia con el sistema con el que va a emplearlas. h) Finalización de la acción de cambio. La finalización no es un punto con el que el trabajador social se encuentra al last del proceso de cambio, sino una parte integral del conjunto del proceso, que debe ser preparado y planificado de forma cuidadosa por parte de éste. La habilidad para finalizar un proceso de cambio y acabar con la relación o relaciones producidas en su desarrollo es tan importante como la habilidad para implicar a las personas en el comienzo del mismo. La

Según los autores, estos sistemas pueden ser insuficientes por diferentes motivos: a) El sistema de recursos necesarios, o bien no existe, o bien no hace llegar a las personas necesitadas la ayuda adecuada. b) Las personas desconocen la existencia de dichos sistemas o se inhiben a la hora de dirigirse a ellos. c) La política del sistema de recursos crea incluso nuevos problemas para las personas (por ejemplo dependencia, conflictos de intereses, etc.). d) Los sistemas pueden entrar en conflicto entre sí. A esto habría que añadir que en ocasiones uno de los sistemas no funciona de forma adecuada porque existen en él problemas internos que dificultan su funcionamiento. Una familia, una organización de miembros o un sistema social pueden verse en dificultades e impedidos por conflictos internos entre los diversos miembros que lo componen o por formas de actuar inadecuadas. Esto significa que los mecanismos internos en estos sistemas, cuya tarea essential sería la de ayudar a las personas a cumplir con sus tareas vitales o de vida y la realización de sus planes, sus Thoughts y expectativas, no funcionan. El

La práctica es pragmática, limitada en el tiempo y centrada en las tareas. Las personas y los problemas son enfocados desde el punto de vista de su comportamiento. La creencia es que cambiando el comportamiento mejora la experiencia particular. Ni que decir tiene que las teorías son potenciadas en espacios y tiempos diferentes. Los factores culturales y políticos influyen de forma directa sobre qué se piensa y qué se hace en nombre del Trabajo Social. two.2.

La acción profesional se encuentra orientada hacia la ayuda de las personas y sus entornos para que venzan los obstáculos que impiden su crecimiento, su desarrollo y su funcionamiento adaptativo. El Trabajo Social se coloca en medio del encuentro persona-grupo primario y medio. La función profesional queda encuadrada de la siguiente forma:

Clarificar los valores y las metas utilizando el análisis transaccional, la paradoja y los modelos de realidad cognitivos.

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Perlman, más que en la «voluntad» del cliente, como nos habla el modelo funcional, pone el acento en la «aplicación» del cliente. Perlman entiende la aplicación del cliente como una expresión de la combinación de motivación y disposición que capacita al individuo para asociarse con mayor o menor esfuerzo y eficacia con las personas y medios con el objetivo de resolver su problema. Se refiere «exclusivamente a la relación dinámica que se establece en un momento dado entre el cliente, su problema y la agencia, significando a la vez “capacidad para trabajar” y “receptividad” ante la influencia terapéutica». El modelo se fundamenta en centrar la atención en el problema de las personas más que en las personas en sí. Perlman señala que «el núcleo de la situación que estamos considerando consiste en lo siguiente: una persona que tiene un problema acude a determinado lugar, en donde un profesional encargado de esta tarea le atiende y procura ayudarle mediante un determinado proceso» (Perlman, 1980: 18). Las bases teóricas en las que se fundamenta este modelo siguen siendo las psicodinámicas, freudianas, ya que period el enfoque reinante y más aceptado en aquel momento. Según Abrahms, su trabajo difiere de los convencionalismos del Trabajo Social centrado en el diagnóstico porque propugna el tratamiento de los problemas presentes del cliente social, más que del estudio y tratamiento de experiencias preliminares, así como en las dificultades que el cliente encuentra en el entorno (Abrahms, 1983, citado en Payne, 1995).

El trabajador social mostrará en esta click here fase una actitud de whole respeto y de total creencia en la posibilidad de cambio del cliente. Igualmente generará una atmósfera en la cual los clientes se sientan seguros y libres, donde puedan mostrarse tal y como ellos son. Para ayudar al cliente, el trabajador social utiliza varias técnicas en esta fase: a) La clarificación. Donde quedan claras las posibilidades del servicio, las condiciones requeridas para poder beneficiarse de ellas, lo que puede esperar el cliente del servicio y del trabajador social, y las exigencias y expectativas del cliente. b) Fraccionamiento. Que permite dividir lo que es percibido como un problema overall o como un objetivo world wide en fracciones más pequeñas. Ello permite dividir la magnitud del problema o de los objetivos de tal forma, en pequeñas partes, que puedan ser más comprensibles y abarcables por parte del cliente. Esto favorece que se pueda identificar una de ellas como punto de partida de la intervención. En definitiva, se trata de buscar un punto de conexión para comenzar a trabajar sobre un aspecto o una parte del problema. c) La empatía. Permite sentir lo que para el cliente representa el hecho de acudir al servicio y comenzar el proceso de ayuda, lo que permite

en la mayor medida posible. El trabajador social gestor de casos debe hacer esfuerzos para promover y respetar al mismo tiempo lo máximo posible la autodeterminación del cliente. El gestor de casos es responsable de ayudar a los clientes a tomar decisiones fundamentadas sobre la elección de servicios. Aunque la escasez de recursos organizativos o comunitarios pueden limitar las opciones de los clientes, el gestor de casos debe informar al cliente del abanico completo de posibilidades y opciones existentes. Lo cual incluye información sobre las carencias o la limitada disponibilidad de ciertos servicios, así como de las implicaciones económicas que conlleva la elección y utilización de unos determinados servicios. La implicación del cliente (o clientes) en la identificación de las necesidades y en la toma de decisiones es un elemento básico de la práctica en gestión de casos; sólo cuando el cliente se encuentra severamente discapacitado mentalmente pueden intervenir la familia u otros sistemas en la toma de decisiones por parte del cliente. El gestor de casos deberá actuar a favor o en beneficio del cliente en el caso de que éste haya sido declarado incompetente. La implicación del cliente, la familia y el trabajador social en las tareas de la gestión del caso no son excluyentes. El gestor de casos y el cliente pueden compartir la responsabilidad en ciertas tareas de la gestión del caso, lo cual maximiza la implicación del cliente en la toma de decisiones y en la solución del problema. Compartir las funciones de la gestión de casos moviliza al cliente y a su familia, permitiéndoles utilizar sus habilidades y capacidades, motivando e impulsando al cliente y dándole un mayor Command y receptividad sobre los servicios y ayudas que está recibiendo.

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